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Introducción

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El nombre con el que hoy conocemos una buena parte de las constelaciones se debe a los antiguos Sumerios, quienes no solamente las identificaron y diferenciaron, sino que apreciaron la existencia de la senda que es recorrida por el sol y la luna y para la cual emplearon diversos términos que evolucionaron con el transcurrir del tiempo, hasta que los griegos amparados en las figuras de animales que ya se les había asignado y de detalles que les eran propios, se valieron del vocablo ‘zodíaco’ con el fin de condensar sus alcances.